ASPE defiende el modelo de colaboración sanitaria público-privada frente al ataque de la Proposición No de Ley aprobada en el Congreso

ASPE defiende el modelo de colaboración sanitaria público-privada frente al ataque de la Proposición No de Ley aprobada en el Congreso

La Alianza de la Sanidad Privada Española lamenta que la Proposición No de Ley (PNL) relativa al ‘Fortalecimiento del Sistema Sanitario Público’ aprobada en la Comisión de Sanidad y Consumo del Congreso de los Diputados carezca de un mínimo análisis objetivo del papel imprescindible del sector sanitario privado en el Sistema Nacional de Salud.

La PNL del Grupo Parlamentario Confederal Unidas Podemos-En Comú Podem-Galicia en Común, aprobada el pasado lunes con 17 votos a favor, 16 en contra y una abstención, achaca la “degradación del sistema sanitario” a los conciertos de la salud pública con la sanidad privada y a la “precarización de las condiciones de los sanitarios, que ha condicionado la actuación contra la COVID-19”.

Aún más, considera que los recortes en sanidad pública y las mal denominadas privatizaciones (gestión privada de infraestructuras y/o servicios de titularidad pública) “se contabilizan hoy en el número de fallecidos”, tildando a la colaboración público-privada, desarrollada igualmente en otros muchos países del entorno europeo, como un factor de letalidad durante la pandemia.

El Grupo Parlamentario Confederal de Unidas Podemos considera que es necesario superar la Constitución Española en aquello que se refiere al “derecho a la salud como derecho individual fundamental irrealizable” para alcanzar un “derecho en esencia colectivo que debe desbordar los límites jurídicos actuales”. Básicamente, propugna conculcar el artículo 43 de la Constitución Española y el artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que consagra el derecho a la salud como un derecho individual.

Para Alfonso de la Lama-Noriega, Secretario General de ASPE, “este ataque encrespado contra la convivencia y la colaboración complementaria entre ambas partes del SNS, recogido en la Ley General de Sanidad, es completamente inexplicable ante la colaboración mostrada por la sanidad privada en la mayor crisis sanitaria vivida en el último siglo”.

Los conciertos y la cooperación sanitaria como factor clave del SNS

Durante la pandemia, la sanidad privada ha atendido al 25% de los afectados de COVID totales en España y al 16% de los críticos en UCI, muchos de ellos por derivaciones de una sanidad pública exhausta. Ante ello, la sanidad privada ha pagado un alto precio en lo relativo a las condiciones de viabilidad actuales, ya que el sector sigue pendiente de compensaciones en muchos territorios.

Con visión general, los conciertos entre los servicios regionales de salud y los centros privados contribuyen de manera significativa, tal como quedaba previsto en la LGS de 1986, a desahogar listas de espera, a campañas de atención médica puntual, concesiones administrativas de determinados complejos sanitarios o al propio sistema de mutualidades de funcionarios. Según datos del Ministerio de Sanidad, el 11,2% del gasto sanitario público se destina a la partida presupuestaria de conciertos, algo más de uno de cada diez euros.

Considerar que las ineficiencias del sistema sanitario público, del que todos convenimos que requiere reformas estructurales y fortalecimiento para la optimización de la gestión sanitaria, se debe a la colaboración en esa partida de gasto con la privada, es hacer una valoración errónea y sesgada de la realidad”, indica el Secretario General.

La realidad es que la sanidad supone alrededor del 40% del presupuesto de las Comunidades Autónomas, con un gasto conjunto de 68.400 millones de euros, que representa el 5,9% del PIB. “Las Administraciones no destinan a día de hoy recursos suficientes para atender principios hoy comprometidos: universalidad, equidad, accesibilidad, cohesión, gratuidad (es decir suficiencia financiera) son principios crecientemente complejos de acometer debido al crecimiento constante de la demanda asistencial, al incremento de los costes y al inmovilismo estructural de nuestro sistema que cada día es más ineficiente y rígido”.

Estamos de acuerdo con estos partidos en que existe un problema, pero en absoluto en su diagnóstico. Nuestro sector es interesadamente mal entendido en el concepto de que nuestro crecimiento o mejora parece tener como contrapunto el empeoramiento de la sanidad pública, o de que el empeoramiento de la pública nos beneficia, y no es verdad. El SNS está pensado para trabajar de forma complementaria, no sustitutiva”, señala el Secretario General de ASPE. Y añade que “nuestra principal actividad se vincula al sector asegurador y a la atención privada, hasta un 85% de los ingresos del sector, y solo trabajamos complementariamente con el público. No es nuestro objetivo principal, aunque somos necesarios y contribuimos como un recurso flexible a desahogar a la sanidad pública”.

Lo que ha demostrado este modelo desde sus orígenes es que la colaboración público-privada en el sistema dual de salud español supone no sólo una gestión eficiente de los recursos disponibles en materia de atención médica, sino que representa una opción altamente eficaz para hacer frente tanto ante situaciones de incremento de demandas puntuales, como de colapso sanitario, como es el caso de esta pandemia.